No puedo seguir esquivando, tengo que enfrentar la situación: es hora que hable con el chico que me causa la catarata y que le diga que quiero pasear con el este fin de semana…. Los dos juntos y solos, en monopatín. 

No quiero esconderme más, en definitiva, desde que lo besé mi vida se transformó en un sueño total.

Los colores se han vuelto más brillantes, los aromas, más agradables y mi vida- que de por sí fue y es hermosa- en un sueño increíble. Hasta las mariposas posan sobre mis hombros y los ponys de la plaza mueven su cola, cuan perritos, cuando paso cerca.

Sueño con unicornios que me envuelven chocolates y tortas de chocolinas y yo, a cambio, les doy globos que los hacen volar y toparse con unas princesas de cuentos medievales. Tengo alitas que me transportan a donde quiero, que es como una gran fiesta de cumpleaños, pero que sucede cada noche, cuando me voy a dormir. Y me despierto feliz y contenta, con ansias de vivir el día segundo a segundo y con ganas de que esto, nunca, jamás, se acabe.

Como en los sueños.