El colchón
No se hizo ni un almohadón, ni una manta. Tampoco un endredón: se hizo un colchón.
Siempre me sorprende. Y más me sorprende porque fue el quien me lo contó el otro día.
La historia es que nos encontramos en la calle, cerca de mi trabajo. Yo lo siento venir, y me quedo en patas… mágicamente.
En ese instante, me aparecen las mariposas en el estómago y al probar la respiración que me enseñó mi médico genio, se tornan invisibles y me salen por las orejas. El tema es que las medias, las sigo perdiendo igual.
A medida que el se acercaba, las mariposas no paraban de salir y yo, no podía dejar se sonreir y mostrar mis encías.
Me dio un beso y me sonrió.
- Mona, ¿sabés qué hago con tus medias?
- No…
- Estoy haciendo un colchón. Por ahora, con la cantidad del último mes, ya tengo un colchón de dos plazas.
- Ah…
- ¿Cómo hacés para que las mariposas sean invisibles?
- ….
- ¿Mona?
Me quedo muda. No tengo nada que contestar. Me pongo en blanco. Quiero abrazarlo fuerte y darle un beso, pero no puedo moverme.
El me sonrió y se fue con cara de apenado. Me dio una notita, que guardé en mi bolsillo.
Tantas veces prometí nunca más volverlas a perder, pero no puedo: lo siento venir y mi cuerpo habla por mí.
Hay que hacerle caso a la naturaleza y dejarse llevar.